La educación es el factor más importante en el desarrollo de una sociedad, es también un arma poderosa para acabar con la corrupción y lograr el crecimiento de un país. Tras ver un documental titulado “Un Crimen llamado Educación” dirigido por Jurgen Klaric revocó mi infancia y pude comparar con la educación que en la actualidad reciben mis hijos, cayendo en una triste realidad, urge una reforma en nuestro sistema educativo en donde todos los involucrados, no solamente maestros y alumnos sino también los padres y el Estado nos comprometamos con el futuro del Perú
A pesar de que año tras año especialistas desarrollan los nuevos proyectos educativos nacionales, los mismos que están enfocados para que el alumno adquiera conocimientos y se da poco énfasis a las habilidades, destrezas y competencias que nuestros alumnos poseen y requieren desarrollar para enfrentarse a la sociedad actual. Si comparamos al Perú con otros países de Latinoamérica, podemos señalar que nuestro país es el que menos invierte en educación, destinando por ejemplo en el año 2000 solamente el 2.6% del PBI, en el 2016 se destinó 3.5% del PBI y actualmente se destina sólo el 3.8% del PBI a este sector, cifra que se encuentra muy debajo si comparamos con Bolivia, Ecuador o Chile.
Otra pregunta que debemos hacernos es ¿Nuestro sistema educativo, es realmente inclusivo?, ¿Están preparadas las escuelas tanto públicas como privadas para educar a niños con síndrome de down, con niños que presenten problemas de TDAH?, ¿Cómo actúan los maestros cuando un niño es hiperactivo, cuando no le gusta las matemáticas y prefiere jugar? Aunque suene duro decirlo tenemos con un sistema educativo obsoleto, un sistema que solamente ha generado que tanto maestros como padres de familia, el Estado y los mismos estudiantes no sepan cómo actuar y terminemos echándonos la culpa los unos a los otros cuando no alcanzamos los tan conocidos estándares educativos como la famosa prueba PISA.
Si analizamos brevemente el rol del Estado podemos ver que en el tema de Educación poco o nada se avanza, mejorar en educación, no es como uno de los candidatos a la presidencia manifiesta que se debe destinar el 10% del PBI a Educación o simplemente construyendo 3000 colegios en 5 años de mandato, debemos entender que mejorar la educación o invertir en no depende de construir colegios, esos elefantes blancos que existen zonas donde ni llega ni el agua o la electricidad para hacer uso de la tecnología que hoy más que nunca necesitan los estudiantes; para formar buenos ciudadanos, con valores, para formar Perú necesitamos maestros preparados, necesitamos docentes que fomenten y desarrollen las habilidades blandas de sus estudiantes, y que no seamos simples transmisores de conocimiento, entonces invertir en educación es invertir en la preparación de nuestros maestros. No podemos como país exigir que los maestros formen estudiantes capaces, si ellos mismos no se capacitan constantemente.
Para Piaget la educación: “Es forjar individuos, capaces de una autonomía intelectual y moral y que respeten esa autonomía del prójimo, en virtud precisamente de la regla de la reciprocidad.” Necesitamos un sistema educativo que promueva la libertad y que permita a los docentes romper esos parámetros establecidos por el sector educativo, parámetros que restringen al docente y en cierta forma también le cortan las alas para que el maestro pueda volar con sus alumnos.
Necesitamos un cambio, tanto por parte del Estado, de los maestros y claro también de los padres de familia, necesitamos que los padres de comprometan con la educación de sus hijos, necesitamos que los padres se involucren en este sistema educativo que necesitamos cambiar y darle un giro de 180º, necesitamos enfocarnos en crear niños felices. Para Aristóteles, el fin último de la educación es la felicidad, esto significa esto que el objetivo del sistema educativo de un país, desde el nivel pre-escolar hasta el superior, debe ser el de formar ciudadanos razonables, reflexivos, capaces de garantizar la convivencia social.
Necesitamos formar estudiantes felices, como estado, padres y maestros enfocarnos en los sueños de nuestros estudiantes y guiarlos para que puedan alcanzarlos, necesitamos romper con esos esquemas tradicionales o frases de antaño, que sólo ser médico o ingeniero es una profesión, que el cantante o el artista muere de hambre, que si eres docente es porque el cerebro no te dio para más o ser chef es solo un hobby y no una profesión. Porque no podemos tener a un Miguel Ángel, un Boticelli, Bethoven y comparar las grandes obras que dejaron estos autores con obras de artistas contemporáneos.
El camino por recorrer es largo, es quizás momento de enfocarnos en los grandes sistemas educativos como el de Finlandia y Singapur y empezar por fortalecer emociones. Que el cambio empiece por ti.
Lic. Claudia Paola Villar Soria
Docente del Instituto Juan Bosco